Los beneficios obtenidos por la cuarta edición de la carrera organizada por el Club contribuyen al sustento de una de las entidades sociales de la ciudad con mayor relevancia

 

La San Silvestre Solidaria organizada por el Real Club Mediterráneo se ha convertido ya en un referente en el calendario deportivo navideño en España.

 

La cita, con centenares de participantes, reunía el pasado mes de diciembre a numerosas caras conocidas del atletismo y triatlón en nuestra ciudad en una cita que, además de su alto nivel deportivo, cuenta con el aliciente de la solidaridad.

 

En esta edición se ha conseguido un gran donativo que ha ido destinado por cuarto año consecutivo a la Casa del Sagrado Corazón -Cottolengo-. 

 

Esta entidad, perteneciente a la Diócesis de Málaga, es un verdadero hogar para los que no tienen nada ni a nadie. Un espacio que, en palabras de sus responsables, la ternura de Dios llega de la mano de tantos voluntarios y personas que trabajan y ayudan a que pueda seguir siendo el Cottolengo de Málaga.

 

La Casa del Sagrado Corazón (Cottolengo) abrió sus puertas en el año 1965, gracias al empeño de un sacerdote diocesano malagueño, el padre Jacobo, que hizo de los pobres y de los descartados su bandera. Cuando llegó como párroco al Santo Ángel, en la barriada de “El Bulto”, junto a las playas de San Andrés, encontró a decenas de personas malviviendo en chabolas junto a la orilla del mar.

Eran los más pobres de la clase obrera, niños que sólo contaban con vagones de tren abandonados para pasar la noche. A la pobreza hay que añadir los estragos que hizo la poliomielitis. Ésta era la situación de las periferias de Málaga tras el desarrollo industrial a mediados del siglo XX. Este cura, lejos de achantarse, se fue a buscar a las hermanas de la Institución Benéfica del Sagrado Corazón, concretamente a su fundadora, la Madre Rosario Vilallonga. Le dijo: «usted viene y lo ve». Sabía lo que hacía, la madre Rosario no pudo negarse. Las hermanas estuvieron 48 años en esta casa. Las hermanas estuvieron 48 años en esta casa, y actualmente las hermanas franciscanas clarisas de Keralia (India) realizan esa labor.

En el siglo XXI, el Cottolengo de Málaga sigue siendo necesario. Siguen llegando personas que no tienen nada ni a nadie.

 

En esta ocasión, el donativo recaudado con motivo de la carrera ha sido de 5000 euros que fueron entregados por el presidente del Real Club Mediterráneo, Eduardo Cestino; el vocal de triatlón, Francisco Cabrera; y recibidos por el responsable de la entidad, Patricio Fuentes; el representante de la Diócesis de Málaga, el sacerdote D. Gabriel Leal; así como la religiosa responsable de la casa.